El primer concierto en Singapur del dúo británico HURTS comenzó realmente inquietante.
El escenario estaba inundado de luz azul. Figuras misteriosas-sin decir quién era quién al principio-permanecieron inmoviles en el escenario.
El público se aguantaba la respiración.
Y después, como si un interruptor hubiese sido accionado, HURTS inició la marcha directa, empaquetando su concierto de una hora con una gran intensidad.
El dúo-vocalista Theo Hutchcraft, 24, y el sintetizador Adam Anderson, 26- y su grupo que consta de un batería, un teclista y un cantante de apoyo, eran una fuerza imparable, estirando tema tras tema de su álbum de debut HAPPINESS, sin pausa.
En la tercera canción, Wonderful Life, el público estaba sobre sus pies, balanceándose rítmicamente como a la deriva en un mar de música.
Hutchcraft llenó la salo con su voz, que sonó con tal convicción que uno no podía evitar sentirse conmovido.
él encantó al público, lanzando flores y aviones de papel entre canciones. Y dijo entusiasmado que Singapur era “el lugar más bonito del mundo, con muchas mujeres bonitas”. Ah, caramba.
A veces, Hutchcraft-quien, junto a Anderson, sufrieron cuatro años de desempleo y pobreza antes de que las compañías de discos se diesen cuenta de ellos-parecían perplejos por la respuesta entusiasta del público.
Abrumado, parecía sólo capaz de sujetarse sus manos y arquearse en un gesto de agradecimiento a sus fans.
Felicidad, de hecho.