Por tercera vez este año, los británicos Hurts volvieron a mostrar su melancolía synthpop. En la gran sala Lucerna y con las entradas casi agotas reunieron, con un público mayormente femenino, volvieron, una vz a dejar su toque persoanel en las canciones tristes de “Happiness” hasta ahora su único álbum.
El apoyo de la banda fue a cargo de la banda sueca Firefox AK, más precisamente con la cantante Andrea Kellerman. Además de la agradable voz, la música se basa en un par de sintetizadores y batería. Esa fue la piedra con la que se toparon. Aunque no me gusta quejarme sobre los ingenieros de sonido en las crónicas de los conciertos, esta vez por desgracia fue inevitable incluso para mí. Mientras que el resto de los intrumentos sonaron bien, el tambor no se reconocía con todos los instrumentos en silencio: Bombo, caja, platillos, nada era posible reconocerlo. Eso sólo se produce en una electrónica más rápida, como por ejemplo Firefox AK, representan importantes nedostek, que va sólo y unicamente ingenieros nevub. Además, el ritmo de la banda es pegadizo y el público de la Sala Lucerna antes de la llegada de Hurts ya estaba agitado.
Cuando salieron Theo Hutchcraft y Adam Anderson, uno podía ver como han llegado a donde han llegado por lo bien preparados que están: Cuarteto de cuerda, arpa, dos parejas de bailarinas – que durante el concierto se iban alternando- y las obligadas rosas blancas listas para lanzar al público para que quede bien claro que la banda tiene efecto. Incluso hubo un momento dramático cuando Theo tomó el pie de micrófono y lo lanzó al juego de luces y luego se quedó recogido y cantando como si nada hubiese pasado.
La fuerza de su música no es sólo en detalles rimbombantes, cuerdas dramáticas y tocar más y más rápido. Hay que concentrarse en lo que se escucha y no en la vista. Dichas composiciones son, sin embargo, una pequeña parte en Hurts. Un buen ejemplo de ellos fue Evelyn, Confide in me – cover de Kylie Minogue-, sin embargo, el público no estaba muy enérgizante en cuando a aplausos se refiere.
Lo que merece por lo menos un cumplido es el rendimiento de la banda al público, la admiración acrítica y la compenetración perfecta entre la banda y provocó que el en la Sala Lucerna hubiese un gran ambiente. Si tueviese que compararlo con el concierto de Morcheeba, celebrado el día anterior, la experiencia estaría un par de niveles inferior. Es por eso que los conciertos son positivos, a pesar de verlos tres veces en el mismo año, no me quejaré.